jueves, 12 de noviembre de 2009

Indra Devi

"La mañana después de mi llegada nos reunimos todos a meditar. Alguien me explicó que aquello era totalmente distinto a rezar, y que consistía en una concentración prolongada, durante la cual la mente y el corazón se sosegaaban. Pero en mí produjo efectos absolutamente contrarios. El caso es que recibí una especie de choque interior. Algo me empezó a dar vueltas en el momento en que Krishnaji empezó a entonar un "mantra" sánscrito, o sea, una recitación sagrada hindú. Me llegó como si fuese una llamada que había olvidado y, sin embargo, distante, como si aquello fuese una proyección revivida de un pasado nebuloso. En cuanto terminó la meditación, me dirigí a toda prisa a mi tienda y lloré como jamás había llorado en mi vida.
Desde aquel día en adelante se operó dentro de mí un cambio absoluto. Se acabaron para siempre los sufrimientos de una mente atormentada y confusa."
Indra Devi
Fragmento de YOGA por siempre joven, por siempre sano

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